Vivimos en una era planetaria donde el colonialismo y la emancipación se han encontrado las caras en diferentes momentos y con diferentes fuerzas, marcando una nueva fase donde la economía se ha mundializado y a dominado las ideas, generando una mayor diferenciación centrada en el individualismo y el bienestar , donde la tecnificación ha incitado a racionalidades que amenazan la existencia del ser, donde el ser humano es simple objeto de productividad y consumismo, que dentro de la aceleración mundial la cotidianidad del ser humano, se basa en la inmediatez generando amenazas globales y mortales que están suspendidas como la espada de Damocles, llevándonos a estados inciertos llenos de contaminación, homogenización y hasta despersonalización, y un egoísmo desenfrenado, como lo plantea Eduardo Saxe, al indicar que el ser humano como ser social …se ha ubicado en un desiderátum para nuestras vidas hoy y mañana, y para las vidas de quienes vivirán después que nosotros ya no lo hagamos . Los genocidios, las masacres, las torturas, las enfermedades… el odio, la venganza, el exclusivismo, la extinción del grupo social…. alcanzan niveles delirantes a principios del siglo XXI…Si, hoy para al menos un tercio de la humanidad, su situación es un colapso total. La amenaza a la naturaleza situación que queda claramente ilustrada en las papeleras de Uruguay, es una amenaza para la humanidad, pues el impacto negativo a largo plazo para la especie animal y vegetal. Ante estas realidades urge tomar conciencia de nuestras raíces planetarias y nuestra responsabilidad mundial.
Vivimos en una era planetaria donde el colonialismo y la emancipación se han encontrado las caras en diferentes momentos y con diferentes fuerzas, marcando una nueva fase donde la economía se ha mundializado y a dominado las ideas, generando una mayor diferenciación centrada en el individualismo y el bienestar , donde la tecnificación ha incitado a racionalidades que amenazan la existencia del ser, donde el ser humano es simple objeto de productividad y consumismo, que dentro de la aceleración mundial la cotidianidad del ser humano, se basa en la inmediatez generando amenazas globales y mortales que están suspendidas como la espada de Damocles, llevándonos a estados inciertos llenos de contaminación, homogenización y hasta despersonalización, y un egoísmo desenfrenado, como lo plantea Eduardo Saxe, al indicar que el ser humano como ser social …se ha ubicado en un desiderátum para nuestras vidas hoy y mañana, y para las vidas de quienes vivirán después que nosotros ya no lo hagamos . Los genocidios, las masacres, las torturas, las enfermedades… el odio, la venganza, el exclusivismo, la extinción del grupo social…. alcanzan niveles delirantes a principios del siglo XXI…Si, hoy para al menos un tercio de la humanidad, su situación es un colapso total.
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