Es interesante como Freire caracteriza las manifestaciones colectivas indicando que las manifestaciones colectivas, son la expresión de la vida política y cívica de un país, que llevan a un proceso de trasformación y progresión social, como dice Tarrow son formas de acción colectiva que procuran una toma de decisiones desde posiciones críticas. De igual forma para Paulo Freire estas son la posibilidad de construir posturas transformadoras y más justas
Sobre Freire voy a reproducir un extracto de una ponencia que en otra ocasión realicé sobre su la pedagogía problematizadora: Para Freire el fin principal de la educación es la emancipación del sujeto, proceso que para no ser bancario debe lograr su autoliberación, esto es, que el oprimido construya por sí mismo los medios y procesos para su liberación. Ese proceso pedagógico de la indagación esperanzadora es dialogal y democratizante, político y ético, cognitivo y experiencial. Consiste en una propuesta pedagógica viva, concreta, histórica y contextual, que intenta como dice Freire devolverle la palabra al sujeto, una palabra que comunica en la horizontalidad, “quien enseña aprende al enseñar y quien aprende, enseña al aprender” (2003, p. 40). Para este pedagogo brasileño la horizontalidad es central en ese proceso educativo, tanto la enseñanza como el aprendizaje son partes integrales de del mismo, que es colectivo, ético y político. La verticalidad se impone como método para perpetuar el estatus quo, o como señala el mismo Freire “en nombre de la preservación de la cultura y del conocimiento…”, anulando el conocimiento y la cultura misma. Para él, en la verticalidad no hay conocimiento, el alumno es llamado a memorizar los contenidos programáticos transmitidos por el profesor, así el educando es una apropiación ideológica del maestro que niega su ser y lo reduce a objeto moldeable. Esa “educación” irreflexiva y reproductora escolariza o vacía de contenido a la escuela, la despolitiza, lleva al educando y a los docentes, que no resisten, a la desesperanza (...) Pero resistir no es fácil ni suficiente, aunque resiste tanto el docente como estudiante Freire invita a radicalizarnos (desde el diálogo), a tomar la medidas necesarias y urgentes que transformen el estado actual de cosas (...) Resiste en tanto el docente que se niega a seguir lo establecido por sus efectos educativos nefastos como el estudiante que no acepta que otros resignifiquen o den sentido a su existir muy a pesar de su existencia material. Esto último nos recuerda aquella máxima que afirma que la violencia genera violencia, el adultocentrismo característico de nuestra sociedad occidental es una buena muestra de ello; por eso, al respecto, no extrañan múltiples reacciones de los educandos en los centros educativos costarricenses. Reacciones como dormirse en clases, bostezar con fuerza, interrumpir constantemente el sacro discurso del docente, burlarse o reírse de cuanto pueda, fugarse o escaparse de la clase, insultar al docente, amenazarlo, descalificarlo, escupirle, pegarle; así como otras reacciones menos violentas pero no más radicales como son la búsqueda de formas alternativas de educación, de construcción de su propio aprendizaje y de su propia libertad (mediante la literatura, red cibernética, programas televisivos y radiofónicos reflexivos; así como el acompañamiento de estudiantes y docentes afines a su pensamiento…). En ambos casos es una manera de dotar a la escuela-colegio de sentido propio. (...)
Según Freire es urgente dar la lucha para erradicar la "pedagogía" adutocéntrica y la educación autoritaria en general, para ello propone la pedagogía crítica o problematizadora. (...) Por eso, en Freire, se llega a la educación problematizadora o liberadora (“situación gnoseológica”) solo si se supera (dialécticamente) la contradicción educador-educando propia de la educación bancaria y estableciendo un diálogo entre ambos de forma horizontal como lo hemos señalado; contradicción que se supera entendiendo que “nadie educa a nadie, nadie se educa solo y los hombres se educan entre sí, mediatizados por el mundo” (2003, p. 19)... De este modo el educador cuando educa también es educado y el educando cuando es educado también educa, se establece una relación recíproca en donde ambos se convierten en sujetos del proceso educativo... La educación problematizadora o dialógica es un “siendo” en el mundo con otros, al otro hay que desmitificarlo para liberarnos todos juntos (Freire, Op. Cit., p. 42). (...) De esta manera, parafraseando a Freire, la pedagogía debe devolverle la palabra al sujeto, debe posibilitar su autoliberación, desde donde podrá realizar las acciones políticas y éticas necesarias para transformar su entorno, construyendo un mundo más equitativo y justo, en el que quepamos todos (como diría el Subcomandante Marcos) pero en el que no quepa ningún tipo de discriminación ni exclusión social. En suma, para Freire “la educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo” (1980, p. 7) y el fundamento de su praxis está “en la convicción de que el hombre fue creado para comunicarse con los otros hombres” (Op. Cit, p. 8). (...) FREIRE, Pablo (2003). El Grito Manso. Argentina, Siglo XXI. FREIRE, Pablo (1997). Pedagogía de la Autonomía. México, Siglo XXI. FREIRE, Pablo (1988). Pedagogía del Oprimido. México, Siglo XXI. FREIRE, Pablo (1980). La Educación como Práctica de Libertad. México, 27ª Edición, Siglo XXI.
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ResponderBorrarPara Freire el fin principal de la educación es la emancipación del sujeto, proceso que para no ser bancario debe lograr su autoliberación, esto es, que el oprimido construya por sí mismo los medios y procesos para su liberación. Ese proceso pedagógico de la indagación esperanzadora es dialogal y democratizante, político y ético, cognitivo y experiencial. Consiste en una propuesta pedagógica viva, concreta, histórica y contextual, que intenta como dice Freire devolverle la palabra al sujeto, una palabra que comunica en la horizontalidad, “quien enseña aprende al enseñar y quien aprende, enseña al aprender” (2003, p. 40).
Para este pedagogo brasileño la horizontalidad es central en ese proceso educativo, tanto la enseñanza como el aprendizaje son partes integrales de del mismo, que es colectivo, ético y político. La verticalidad se impone como método para perpetuar el estatus quo, o como señala el mismo Freire “en nombre de la preservación de la cultura y del conocimiento…”, anulando el conocimiento y la cultura misma. Para él, en la verticalidad no hay conocimiento, el alumno es llamado a memorizar los contenidos programáticos transmitidos por el profesor, así el educando es una apropiación ideológica del maestro que niega su ser y lo reduce a objeto moldeable.
Esa “educación” irreflexiva y reproductora escolariza o vacía de contenido a la escuela, la despolitiza, lleva al educando y a los docentes, que no resisten, a la desesperanza
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Pero resistir no es fácil ni suficiente, aunque resiste tanto el docente como estudiante Freire invita a radicalizarnos (desde el diálogo), a tomar la medidas necesarias y urgentes que transformen el estado actual de cosas
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Resiste en tanto el docente que se niega a seguir lo establecido por sus efectos educativos nefastos como el estudiante que no acepta que otros resignifiquen o den sentido a su existir muy a pesar de su existencia material.
Esto último nos recuerda aquella máxima que afirma que la violencia genera violencia, el adultocentrismo característico de nuestra sociedad occidental es una buena muestra de ello; por eso, al respecto, no extrañan múltiples reacciones de los educandos en los centros educativos costarricenses. Reacciones como dormirse en clases, bostezar con fuerza, interrumpir constantemente el sacro discurso del docente, burlarse o reírse de cuanto pueda, fugarse o escaparse de la clase, insultar al docente, amenazarlo, descalificarlo, escupirle, pegarle; así como otras reacciones menos violentas pero no más radicales como son la búsqueda de formas alternativas de educación, de construcción de su propio aprendizaje y de su propia libertad (mediante la literatura, red cibernética, programas televisivos y radiofónicos reflexivos; así como el acompañamiento de estudiantes y docentes afines a su pensamiento…). En ambos casos es una manera de dotar a la escuela-colegio de sentido propio.
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Según Freire es urgente dar la lucha para erradicar la "pedagogía" adutocéntrica y la educación autoritaria en general, para ello propone la pedagogía crítica o problematizadora.
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Por eso, en Freire, se llega a la educación problematizadora o liberadora (“situación gnoseológica”) solo si se supera (dialécticamente) la contradicción educador-educando propia de la educación bancaria y estableciendo un diálogo entre ambos de forma horizontal como lo hemos señalado; contradicción que se supera entendiendo que “nadie educa a nadie, nadie se educa solo y los hombres se educan entre sí, mediatizados por el mundo” (2003, p. 19)... De este modo el educador cuando educa también es educado y el educando cuando es educado también educa, se establece una relación recíproca en donde ambos se convierten en sujetos del proceso educativo... La educación problematizadora o dialógica es un “siendo” en el mundo con otros, al otro hay que desmitificarlo para liberarnos todos juntos (Freire, Op. Cit., p. 42).
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De esta manera, parafraseando a Freire, la pedagogía debe devolverle la palabra al sujeto, debe posibilitar su autoliberación, desde donde podrá realizar las acciones políticas y éticas necesarias para transformar su entorno, construyendo un mundo más equitativo y justo, en el que quepamos todos (como diría el Subcomandante Marcos) pero en el que no quepa ningún tipo de discriminación ni exclusión social.
En suma, para Freire “la educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo” (1980, p. 7) y el fundamento de su praxis está “en la convicción de que el hombre fue creado para comunicarse con los otros hombres” (Op. Cit, p. 8).
(...)
FREIRE, Pablo (2003). El Grito Manso. Argentina, Siglo XXI.
FREIRE, Pablo (1997). Pedagogía de la Autonomía. México, Siglo XXI.
FREIRE, Pablo (1988). Pedagogía del Oprimido. México, Siglo XXI.
FREIRE, Pablo (1980). La Educación como Práctica de Libertad. México, 27ª Edición, Siglo XXI.